Aprendamos a partir de nuestros errores
“Todos tenemos derecho a cometer errores, a aprender de ellos y a cambiar de opinión, de comportamiento o de actitud”
Humberto Maturana y Ximena Dávila
LA GRACIA DEL MOVIMIENTO HUMANO
Cuando los expertos ingenieros en robótica se disculparon con los promotores de Euro Disney por no poder fabricar un animatronic con movimientos tan fluidos y elásticos como los humanos justificaron su incapacidad explicando que, lamentablemente sus robots tenían movimientos perfectos mientras que la gracia y naturalidad de los movimientos humanos se debía a los continuos errores de cálculo e inmediata autocorrección que llevamos a cabo en milésimas de segundo con cada intento de desplazarnos por el espacio o tomar algún objeto en nuestras manos. Los errores nos hacen humanos y una de las habilidades más importantes de nuestro repertorio conductual es la de atrevernos y corregirnos.
DEFINICIÓN DE ERROR
Definimos un error como la diferencia entre una respuesta dada y la respuesta necesaria, deseada o esperada previamente: cuando “no acertamos al blanco” hemos cometido un error. También definimos como error la diferencia entre un valor medido o calculado y el valor real.
Todos en algún momento cometemos errores. Éstos son hasta cierto punto inevitables. Nos causan malestar porque no obtenemos lo que esperábamos: nos frustran.
Los errores son la manifestación más clara de nuestras limitaciones para controlar los múltiples factores que intervienen en la consecución de una meta. Muestran claramente nuestra relativa ignorancia e incompetencia. Nos ayudan a delinear nuestro perfil “Qué sabemos o ignoramos, qué podemos y qué no podemos hacer o lograr en un momento dado”.
ERRORES COMO OPORTUNIDADES
Si hemos de sobrevivir, crecer y evolucionar será justamente a partir de lo que aprendamos desde nuestra atrevida ignorancia e incompetencia. Por esa razón, los errores que evidencian nuestros límites son al mismo tiempo excelentes oportunidades de crecimiento.
Los individuos y las organizaciones que toman en serio sus errores y se hacen responsables de ellos, aprenden a partir de sus limitaciones. Éstas no se convierten en un obstáculo permanente, sino en un desafío a vencer. Trabajar sistemáticamente con los errores nos permite una mejora continua.
Es inevitable que nuestros errores o los errores de los demás despierten malestar, dolor y emociones muy desagradables, como la vergüenza, culpa, enojo, tristeza, temor, repulsión, etc. Estas sensaciones y emociones son manifestación de un sistema de alarma que nos indica que algo está mal y debe corregirse. Si podemos transformar todas esas emociones desagradables en compasión, curiosidad, entusiasmo y alegría para vencer un desafío, cada error será una oportunidad de aprender y crecer.
ERRORES CATASTRÓFICOS
Algunas de las tragedias en nuestra vida son causadas por errores humanos. En ocasiones cometemos errores que lamentablemente desencadenan catástrofes, sin embargo, éstas generalmente no son ocasionadas por un solo y único error, sino que se van gestando a través de los efectos acumulativos de una larga cadena de pequeños errores, aparentemente intrascendentes, que nadie tomó en cuenta de manera responsable.
Así como una actitud responsable y un trabajo sistemático con los errores permiten una mejora continua, el ignorar o no responsabilizarnos constantemente de nuestros errores nos sumerge en un proceso de deterioro continuo que puede desencadenar efectos catastróficos tarde o temprano.
Los individuos y las organizaciones exitosas no son necesariamente quienes han tenido menos errores, pero sin duda son quienes más aprenden de los muchos o pocos errores que cometen.
CÓMO EVITAR TOTALMENTE LOS ERRORES (PELIGRO)
La mejor manera de no cometer errores es no intentar obtener algo, no perseguir algún deseo o no satisfacer alguna necesidad. Esto es obviamente muy inconveniente pues llevada al extremo esta “solución” nos condenaría a la parálisis, el empobrecimiento y eventualmente a la muerte. Quien sistemáticamente evade las acciones que le pueden llevar a un error, termina cerrándose a la posibilidad de aprender y crecer. Es mejor intentarlo de la mejor manera, previendo algunos de los errores probables y tomando las medidas que pueden evitarlos. Sin embargo, es bueno pensar que siempre habrá la posibilidad de algún error imprevisto, y prepararnos para descubrirlo y corregirlo. Cuando suceda, simplemente aprendamos de él.
CÓMO APRENDER Y CRECER A PARTIR DE NUESTROS ERRORES
- Descubrirlos: diseñando y aplicando un sistema de evaluación efectivo, eficiente, oportuno y continuo. Recordemos que evaluar es comparar la respuesta que daré o di con la respuesta necesaria, deseada o previamente acordada y definida con precisión y exactitud.
- Describirlos: En qué consiste, cómo es. Si puedo describirlo aumenta la probabilidad de comprenderlo, corregirlo y evitarlo.
- Señalarlos: Exactamente en qué tiempo y lugar, en qué parte del proceso o de la tarea, etc.
- Corregirlos: Transformando lo que está mal en algo bueno, o desechando lo que está mal y comenzando de nuevo, según sea el caso.
- Descubrir sus causas probables: ¿Fue el tipo de problema o de información manejada algo desconocido o con lo que no estaba muy familiarizado? ¿Fue la manera de sentir, pensar o actuar lo que me hizo fallar? ¿Faltó planeación, supervisión, mejores estrategias, objetivos mejor planteados? ¿Fue producto de mi ignorancia, falta de habilidad o destreza, falta de disciplina? ¿Fue ocasionado por factores externos y fuera de mi control?
- Aprender algo muy valioso a partir de ellos: Elaborar varios principios y aplicarlos para no volverlos a cometer, o aplicarlos a otros problemas y ámbitos de la vida.
Camilo Sabag
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