EL PODER DE TU MIRADA

El Poder de tu Mirada
Tal vez amar es aprender
a caminar por este mundo.
Aprender a quedarnos quietos
como el tilo y la encina de la fábula.
Aprender a mirar.
Tu mirada es sembradora.
Plantó un árbol.
Yo hablo
porque tú meces los follajes.
-Octavio Paz
¿Te gustaría poseer un superpoder que salga de tus ojos como un rayo poderoso capaz de crear la realidad que habitas? Hay miradas que lastiman y miradas que alivian. Todo depende de lo que elegimos ver. No se trata de una metáfora poética, sino de una realidad con efectos profundos sobre nuestra manera de pensar, sentir y actuar. Nuestra mirada es creadora o destructora según la intención con que observamos el mundo y a las personas que lo habitan. Ver con malos ojos significa enfocarnos sólo en lo que falta, en lo que falla, en lo que no alcanza nuestras expectativas. Y, cuando ese hábito se vuelve constante, termina moldeando nuestra percepción hasta convencernos de que todo está mal.
Mirar así es sembrar desconfianza y miedo. Las relaciones se deterioran porque cada gesto se interpreta como amenaza, cada error como fracaso y cada diferencia como ofensa. Sin darnos cuenta, nuestra mirada se convierte en una jaula que atrapa lo peor de los demás y también de nosotros mismos. Es lo que los psicólogos llamamos profecías negativas autocumplidas: lo que tememos termina ocurriendo porque actuamos como si ya fuera inevitable. Quien espera el error, lo provoca; quien sospecha del otro, lo aleja; quien solo ve carencias, termina viviendo en la escasez emocional que él mismo creó.
El Poder de tu Mirada
Photo by Alexander Krivitskiy on Unsplash

Ver con buenos ojos, en cambio, no es ingenuidad ni negación de la realidad. Es una forma de sabiduría práctica. Implica elegir conscientemente enfocar la atención en lo que vale la pena, en lo que está creciendo, en lo que puede mejorar. Es reconocer el esfuerzo aunque el resultado no sea perfecto. Es mirar con comprensión, con paciencia y con la esperanza activa de que las cosas pueden transformarse. Cuando miramos así, generamos confianza, motivación y colaboración. El otro responde de acuerdo con la imagen que proyectamos en nuestra mirada: si lo miramos con respeto, tenderá a comportarse con dignidad; si lo miramos con desprecio, confirmará nuestras peores sospechas.

La historia humana está llena de ejemplos de cómo una mirada benévola puede despertar lo mejor de alguien. Un maestro que confía en su alumno, un médico que escucha sin juicio, un padre que mira con ternura, un líder que observa con aprecio el esfuerzo de su equipo, son semillas de transformación. El cambio empieza en la forma en que vemos. La mirada buena no idealiza, pero sí reconoce la posibilidad. Y ese reconocimiento abre caminos que antes no existían.
Podemos entrenar nuestra mirada como se entrena un músculo. Cada vez que elegimos ver con atención y gratitud, fortalecemos la parte de nosotros capaz de crear bienestar. No se trata de negar el dolor ni de ignorar lo que está mal, sino de no quedarnos atrapados allí. Ver con buenos ojos es aprender a mirar lo imperfecto con amor, lo pequeño con gratitud y lo difícil con esperanza.
Quizás un mundo mejor no empiece con grandes reformas, sino con un cambio de mirada: la nuestra. Si vemos con respeto, el respeto crece. Si vemos con aprecio, la vida florece. Lo que contemplamos con buenos ojos termina por volverse real.
Experimenta la magia de tu poder creativo:
Elige los aspectos de tu vida en los que te ensañes, criticándolos de manera destructiva, despreciándolos y quizás hasta burlándote de ellos. Identifica el tipo de sensaciones y sentimientos que te generas mirándolos con malos ojos. Ahora, utiliza tu imaginación creativa para ver con buenos ojos los mismos hechos, objetos o personas, apreciando lo bueno que tienen o podrían tener si cambian las circunstancias. Si tú estuvieras en su lugar ¿Qué harías para mejorar? Es muy probable que, con tan sólo imaginar este escenario positivo, como por arte de magia, cambien tus sensaciones y emociones, para bien. Intenta esta reconfiguración de intenciones cada día, hasta que tengas el buen hábito de mirar la vida con buenos ojos, para que vivas mejor.

Camilo Sabag
Contcto

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