No podemos seguir esperando que sean los políticos tradicionales quienes resuelvan nuestros problemas. Tampoco podemos esperar que el cambio venga de las instituciones educativas o de salud, tradicionales. Estos tres sectores de nuestra sociedad están empantanados desde hace un buen tiempo justamente por falta de liderazgos adecuados. Nuestro destino no debería estar en sus manos.