Aunque somos partes del paisaje y estamos formados de la misma sustancia, somos diferentes. Nosotros estamos vivos. Para seguir así necesitamos regular el flujo de sustancias, energía e información que nos permitirá mantener este equilibrio dinámico vital. La comunidad de seres vivientes que somos utilizamos la mente para este propósito. Con nuestros procesos mentales conocemos lo que tendremos que hacer para sobrevivir.
Para prolongar dicha supervivencia crecemos y evolucionamos, lo cual implica la expansión de nuestra mente. Más que sustancia, somos interacción. Somos un ente relacional. Nuestra mente emerge de la relación.
Los procesos mentales (Atención, percepción, memoria, aprendizaje, etc.) brotan de la estrecha interacción de nuestro organismo con el entorno inmediato del cual formamos parte. Las características físicas en un momento dado determinarán el tipo de interacción con el ambiente y la manera en que lo percibimos y lo utilizamos. A este tipo de saberes les llamamos cognición corporeizada “[…] el cuerpo intrínsecamente regula y configura la naturaleza de la actividad mental.” (Foglia y Wilson, 2013: 319)*. El cuerpo es origen y destino, insumo, proceso y producto. Todo conocimiento es un conjunto complejo de sensaciones y movimientos en un lugar y tiempo específicos y con elementos materiales específicos. Explorar es percibir para luego actuar y lograr modificar el ambiente, que luego nos modifica.
Por brotar del cuerpo en interacción estrecha con su hábitat en situaciones específicas, lo que conocemos está condicionado también por elementos fuera de nuestro organismo. Muchos de esos elementos son alteraciones del entorno que nosotros hicimos (edificaciones, instrumentos, sistemas de creencias, etc.). Estos componentes cognitivos extra corporales son una expansión a través de la cual los circuitos mentales se amplifican. Roger Bartra (2014)* les llama exocerebro (Lenguaje, alimento, vestido, espacio habitado y parentesco) y generan la cognición situada. “[…] la situación (ambiental, tecnológica, cultural o social) puede dar forma o llegar a ser parte de los procesos corporeizados de pensamiento” (Malafouris, 2013: 222)*
Esta cognición situada es lo que un individuo aprende por convivir en su hábitat biológico y en el medio cultural que su comunidad ha creado a lo largo de su historia.
Una tercera expansión mental es la que logramos cuando un conjunto de individuos interactuamos de tal manera que construimos juntos una realidad generadora de otras realidades más complejas “[…] podemos concebir la cognición distribuida como la suma de inteligencias contextuales que operan como una estructura completa” (Touzet, 2009 citado por Mansour, 2009:249)*. Las prácticas de comunicación, crianza, colaboración o competencia, ejercicio de la crítica y del poder, de la creación e intercambio de bienes y servicios, etc. determinarán lo que sentimos, hacemos y pensamos. Por supuesto las buenas prácticas dialógicas y colaborativas, que permiten y promueven el tipo de coordinación interpersonal más sofisticada, creadora de instituciones que van más allá del individuo y forman comunidades creativas, generan la cognición distribuida o extendida que más nos beneficia.
Las instituciones políticas, económicas, educativas, artísticas, científicas, industriales y de servicios que hemos creado y las prácticas que les dan sentido y las mantienen o las transforman, son componentes de esa expansión mental o cognición distribuida, de la cual internet y las redes sociales que la conforman son la expresión más elaborada.
Para que esa expansión mental no sea peligrosa y destructiva requerimos las mejores prácticas de evaluación, para valorar la situación que vivimos y dimensionar lo que hacemos y los resultados que obtenemos.
También necesitamos dirimir nuestras controversias con las mejores prácticas en la gestión de conflictos y en el ejercicio de liderazgos que mejoren nuestra vida.
Comunicación, Colaboración, Crítica y Creatividad son manifestaciones de nuestra mente expansiva que debemos cultivar para configurar entre todos una sociedad más justa, próspera y feliz. ¿Cómo podemos contribuir aquí y ahora, juntos?
Camilo Sabag
* Restrepo J.E. (2019). Desarrollo cognitivo: ecología cultural. México. Manual moderno.