Evaluar y Evolucionar

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Foto por Mitya Ivanov en Unsplash

EVALUAR Y EVOLUCIONAR

Somos la vida evolucionando

EVALUACIÓN

   Evaluar es el proceso por medio del cual asignamos un valor a lo evaluado, que puede ser un estado interno, una persona, una cosa, un suceso, una idea, una relación, un proceso o una organización. Tal valoración se lleva a cabo siempre con un propósito, aunque no siempre el para qué de la evaluación sea consciente. Dicho propósito se refiere directa o indirectamente al futuro, pues se evalúa para definir una percepción que determine el curso de acción con el cual se alcance -en el futuro- cierto efecto deseado.

   La evaluación siempre implica la contrastación entre el objeto evaluado y un ideal o estándar registrado, contenido y activado en la memoria. Este ideal es el parámetro o referente con relación al cual se generará la percepción o se emitirá el juicio de valor.

TRASCENDENCIA VITAL

   En el complejo sistema de organización de la materia conocido como vida, los procesos de evaluación son continuos y de vital importancia. La supervivencia depende de ellos: los seres vivos debemos mantener cierta cantidad y calidad de elementos materiales y energía en las proporciones adecuadas, además, una relación óptima entre todos los elementos que nos conforman como organismos y de nosotros con nuestro entorno, pues de él obtendremos los suministros necesarios para sobrevivir, crecer y evolucionar. De nuestro hábitat también provienen muchos de los peligros que ponen en riesgo nuestra permanencia. Para lograr una relación armónica con el pedacito de universo que ocupamos, debemos valorar constantemente nuestro estado interno, el estatus del entorno y la relación entre nosotros y el nicho ecológico que habitamos. Los valores utilizados al evaluar nuestra condición biológica y las condiciones materiales y energéticas alrededor nuestro corresponden a las condiciones dentro de las cuales tenemos que permanecer para seguir con vida. Llamamos homeostasis a este conjunto de procesos evaluativos y las acciones correspondientes a los mismos, ejecutadas para adaptarnos lo mejor posible a las circunstancias del momento y permanecer vivos.

   Estas acciones, a su vez se someterán a evaluación para calibrar su efectividad y eficiencia. Si es necesario se hacen correcciones. La homeostasis es un algoritmo o fórmula universal para que la vida trascienda. Llevar a cabo el proceso homeostático requiere evaluaciones continuas, efectivas, eficientes y oportunas.

   Para la supervivencia de la mayoría de los seres vivos es suficiente una evaluación automática que no requiere de una mente, ni de una consciencia. Sin embargo, para organismos más complejos se requieren sistemas centralizados de control a los que llamamos mente y, para los más sofisticados como nosotros, una mente consciente.

EVALUACIONES CONSCIENTES

   Para los seres humanos, poseedores de un organismo que se fue integrando por múltiples acreciones a lo largo de millones de años -dando por resultado una biología capaz de expandir sus posibilidades modificando el entorno circundante para convertirlo en prótesis, que aumentan los poderes heredados genéticamente-, los sistemas de evaluación se han complicado más allá de los primeros automatismos inconscientes y exigen una mayor dosis de mente, de consciencia y de herramientas diseñadas para expandirla. Lo que resulta paradójico y, muchas veces dramático, es que bajo los procedimientos de evaluación más complejos y culturalmente determinados subyacen mecanismos homeostáticos inconscientes que, cuando no están armonizados a los mecanismos superiores de control, ponen en riesgo su oportunidad, efectividad y eficacia, convirtiéndose en el talón de Aquiles de los evaluadores. Nuestra subjetividad emerge de una irracionalidad que debemos conocer para que haga sinergia y no vaya en contra de nuestros propósitos racionales.

INTENCIONALIDAD Y RECIPROCIDAD

   Toda evaluación es un acto que tendrá repercusiones múltiples tanto para lo evaluado como para el evaluador. Podemos evitar daños innecesarios que pongan en riesgo la supervivencia, si todo acto de evaluación que llevemos a cabo se enmarca en una ética y una moral que lo convierta en un medio para alcanzar el BIENESTAR universal, más sustentable.

   Como ya mencionamos antes, toda evaluación se realiza con una intención. En reciprocidad, el objeto evaluado interactuará de cierta manera, en función de las expectativas del evaluador. Hacer conscientes y explícitas las intenciones con que se evalúa, determinará los resultados obtenidos, pues a cierta intencionalidad del evaluador el objeto evaluado reaccionará en reciprocidad, incluso si lo evaluado es materia inerte. Por ejemplo: intenciones egoístas o altruistas correspondientes a dinámicas competitivas o de cooperación, influyen poderosamente en el resultado de nuestras evaluaciones. Hacer consciente el significado y la trascendencia de nuestras evaluaciones es una prioridad.

EVALUAR LA EVALUACIÓN

   La palabra; esa prótesis genial que amplifica y guía con precisión y exactitud nuestra imaginación, nos permite vernos al espejo, observarnos, pensar nuestras acciones y sus efectos, es decir, interiorizar nuestro propio comportamiento y ejercer la metacognición. Conocer cómo conocemos y evaluar cómo evaluamos nos introduce en una dinámica de mejora continua para afinar nuestros procesos creativos y catapultarnos a logros más allá de las fronteras que nuestra naturaleza nos impone.

   El presente texto que ahora leemos es una muestra clara del efecto que tienen las palabras que hemos compartido y su revisión crítica; su evaluación. Evaluar con una intención guiada por la ética -La prioridad es afirmar la vida- mejora el desempeño, el aprendizaje y las oportunidades de supervivencia.

   Evaluar la forma en que evaluamos, en cualquier aspecto de nuestra vida, tendrá sin duda un efecto multiplicador de opciones y nuevas realidades mejoradas, al aplicar lo así aprendido a la integración óptima de nuestras acciones individuales y colectivas.

   Este grupo de estudio tiene la ambiciosa intención de mejorar nuestros procesos de evaluación conscientes, esclareciendo sus mecanismos, sus propósitos y los mecanismos homeostáticos más fundamentales de los cuales emergen para que, en armonía, hagan sinergias creativas que impulsen el Liderazgo para el Bienestar Universal.

   ¡Hagamos posible y expandible la EXPERIENCIA LiBiUn!

Camilo Sabag

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